miércoles, 30 de octubre de 2013

Capítulo 2.

—Parece que se volvió a quedar dormida Mitchell.—Dijo la profesora de lengua mientras me ponía un retraso.
-Que te ha pasado?.—Me preguntó Aria, mi mejor amiga.
—Tuve un problema en el aparcamiento.
—Que clase de problema?
—Un idiota chocó con mi coche y estubimos discutiendo durante diez minutos.
—Que?! Jodida suerte la tuya.
—A mi me lo vas a decir.
Alguién llamó a la puerta. La profesora salió y a los pocos minutos entró seguida de un chico, un chico que me resultaba bastante familiar.
—Chicos, el es Zayn, su nuevo compañero al que al parecer... Tambien se le pegaron las sábanas.—Me miró.—Mitchell, quién mejor que usted para mostrarle el instituto a su compañero tardón?
Pude reconocerlo, era el mismo tipo que me arruinó la pintura del coche.
—Sra Campbell....
—Por dios Mitchell, no me vallas a soltar una de tus bolas que no me lo creo. Ferrer, hágase a un lado, a partir de ahora Zayn ocupará tu sitio.
—Está bien.—Dijo Aria resignada.
—Puede sentarse Malik.
Caminó hasta mi sitio con una sonrisa burlona en la boca.
—Hola Ángel.
—No me llames así.—Dije asqueada.
—Prefieres que te llame Mitchell?
—Prefiero que no me hables.
—Como quieras, Ángel. Tenemos que hablar de tu pequeña metida de pata en el aparcamiento.
—Fué tu culpa, no la mía.
—Como te dije, todo podría quedarse en una anécdota, sólo tienes que aceptar negociar conmigo.—Mordió ligeramente su labio inferior.
Rodé los ojos, ya sabía por donde estaba tirando este estúpido.
—Y como te dije, no negocio con ratas.
—Bueno, bueno. Voy a tener que lavarte esa boquita con jabón.
—Aprecias tu mano?
—.Soltó una risilla, se acomodó el pelo y me miró.—Eres divertida.
—Gracias.
La clase pasó lenta. La mayoría de las chicas se la pasaron mirando a Zayn, sonriendole. Era realmente guapo, lo que no quita que sea estúpido. Porfin sonó el timbre.
—Eh, eh, eh, a donde vas?.—Dijo Zayn al ver que me largaba.
—A física.
—Acaso te olvidas de que tienes que mostrarme todo esto?
—Anda y jódete, que te lo enseñe alguna de esas perras.
—Estás celosa?.—Me reí a carcajadas.—Digo, lo que tengo contigo no podría tenerlo con ninguna de esas perras, al fin y al cabo has chocado contra mi coche favorito.
—Y dale!.—Grité.
—No me gusta que me chillen, Ángel.
Cogí mis cosas y me largue furiosa. De paciencia tengo lo mismo que de pelirroja, nada. Este tío había conseguido agotarme en una hora, bravo por el. Porfin llegó la hora del almuerzo.
—Hola.—Dije sentandome en la mesa del comedor.
—Rubia.—Soltó Drew.
—Que tal tu coche? Aria nos contó.—Dijo Lena.
—Mal, el nuevo me estropeó la pintura.
—El moreno?.—Preguntó Ann.
—Si.—Hize una mueca.
—El mismo que viene allí.—Dijo Aria.
—Dios mío.—Suspire.
—Ángel.—Susurró tras de mi.
—No me llamo Ángel.
—Ni se tu nombre...—Hizo un puchero.
—Soy Alex.
—Alex? No te pega.
—Que?
—Tienes cara de niña buena, no de Alex.
—Bueno, ve y ponle una reclamación a mis padres.—Dije irritada.
—No me vas a presentar a tus amigos?.—Sonrió levemente.
—Chicos, este es Zayn, Zayn, ellos son Aria, Ann, Drew, Lena y Niall.
—Que tal?.—Dijo Niall.
—Bien.—Sonrió Zayn.—Ángel...—Lo miré con cara asesina.—Alex, me gustaría proponerte algo.
—Que?.—Dije espantada.
—Bueno... Creo que ambos estaremos de acuerdo en que no hemos empezado con bien pie.
—Pues no.
—Si no fueras tan patosa.—Rió entre dientes.—Bueno, te gustaría comer conmigo?

(...)

martes, 29 de octubre de 2013

Capítulo 1.

—Alex?.—Gritaba mi madre por toda la casa.
¿Que donde estaba yo? Donde siempre, en la terraza de mi habitación, fumando, con el cerrojo de la puerta bien hechado.
No soporto a mi madre, puede ser la tía más pesada del mundo cuando se lo propone.
A veces pienso que mi padre se metió en el ejército por eso mismo. Es comandante, el respetado comandante Edward Mitchell.
Le veo unas tres veces al año; navidades, verano y usualmente el cumpleaños de mi hermano James, su ojito derecho.
—Alexa Mitchell Maslow!.—Gritó mi madre de nuevo, esta vez aporreando la puerta de mi habitación.
—Que.—Grité secamente.
—Puedes bajar al salón? Tu padre está por Skype.
—Ahora voy.
—Quién dice ahora, dice YA.—Recalcó "YA"
Tiré el cigarrillo y bajé las escaleras resignada.
—Hola papa.—Me senté en el sofá.
—Hola princesa, que tal?.—Sonrió a través de la WebCam.
—Como siempre.
—Y el instituto? Has dejado de meterte en líos....? —Su sonrisa se convirtió en una mirada penetrante.
—Tu que crees Edward.—Dijo mi madre en tono obvio.
Rodé los ojos y me hice hacia atrás. James continuó la conversación.
—Y bien, cuando podré verte?.—Preguntó.
—Antes de lo que piensas hijo, antes de lo que pensáis todos.—Contestó papa con su típica sonrisa.
—Y eso?.—Dijo mi madre alegremente.
—Chicos... Déjadme solo con su madre si?
—Está bien, te quiero papa.—Dijo James.
—Yo tambien, a los dos.—Esbozó una pequeña sonrisa.
Fuí a la cocina, después de tanto drama familiar mi barriga rugia como un león.
—Piensas hacer pellas de nuevo? O mañana si entraras en clase.—Dijo James.
—Métete en tus asuntos.—Dije fría, sin mirarle.
-Tienes algún problema conmigo?
—Si, lo tengo!.—Grité inmediatamente después de que James terminara la frase.
—Y se puede saber cual?.—Cruzó los brazos.
—No te soporto.—Tomé una bolsa de patatas y subí a mi habitación.

***

—Alexa.
—mmm.—Me puse la almohada en la cara para tapar la luz.
—Por dios Alex, levanta el culo de una vez, llegaremos tarde al instituto.
—Me la sopla.—Dije aún con los ojos cerrados.
—Bien, como quieras. Llévate tu coche, yo me largo.
—Adios maldito imbécil.
Me levanté de la cama minutos después. Me vestí con unos pantalones vaqueros claros, ceñidos, y una camiseta corta blanca por la cual se transparentaba mi sujetador negro. Literalmente me gustaba llamar la atención. Deje mi pelo rubio suelto, me pinte los ojos y bajé con toda la calma del mundo. Miré la hora en mi movil, tenía exactamente 5 minutos para llegar al instituto.
Me monté en el coche y acelere para llegar al aparcamiento. Justo iba a aparcar cuando un coche me chocó.
Me bajé rápidamente del coche y miré el bollo que el estúpido me había dejado en el capó.
Crucé los brazos y espere a que el tipo se dignara a bajar. Cuando por fin lo hizo, pude fijarme en que era joven. Podría tener unos 19-20 años.
Tenía pintas de chulo; alto, moreno, estiloso, sexy y con gafas oscuras.
—Debí inmaginarlo.—Bajó un poco las gafas, dejando ver unos ojos color miel. Me detalló de arriba a bajo durante unos segundos y levantó ligeramente la comisura derecha.—Mira lo que le hiciste a mi Mercedes.
—Que!.—Escupí cabreada.—Tú, maldito idiota, tú fuiste quien golpeó mi Porsche.—Puse las manos en mi cintura.
Levantó la ceja izquierda y se terminó de quitar las Ray Ban.
—Monada, sólo los asientos de mi coche son más caros que todo el tuyo.—Sonreí burlonamente.—Aunque te libraras de esta si accedes hacer un trato conmigo.
—No hago tratos con ratas. Lo único que quiero es que me pages la reparación de este espantoso bollo.
El timbre de clase nos interrumpió.
—Esto no ha terminado.—Dije, aparqué el coche y corrí hasta el interior del instituto.
—Claro que no!.—Logré escuchar a lo lejos.

(...)