—Alex?.—Gritaba mi madre por toda la casa.
¿Que donde estaba yo? Donde siempre, en la terraza de mi habitación, fumando, con el cerrojo de la puerta bien hechado.
No soporto a mi madre, puede ser la tía más pesada del mundo cuando se lo propone.
A veces pienso que mi padre se metió en el ejército por eso mismo. Es comandante, el respetado comandante Edward Mitchell.
Le veo unas tres veces al año; navidades, verano y usualmente el cumpleaños de mi hermano James, su ojito derecho.
—Alexa Mitchell Maslow!.—Gritó mi madre de nuevo, esta vez aporreando la puerta de mi habitación.
—Que.—Grité secamente.
—Puedes bajar al salón? Tu padre está por Skype.
—Ahora voy.
—Quién dice ahora, dice YA.—Recalcó "YA"
Tiré el cigarrillo y bajé las escaleras resignada.
—Hola papa.—Me senté en el sofá.
—Hola princesa, que tal?.—Sonrió a través de la WebCam.
—Como siempre.
—Y el instituto? Has dejado de meterte en líos....? —Su sonrisa se convirtió en una mirada penetrante.
—Tu que crees Edward.—Dijo mi madre en tono obvio.
Rodé los ojos y me hice hacia atrás. James continuó la conversación.
—Y bien, cuando podré verte?.—Preguntó.
—Antes de lo que piensas hijo, antes de lo que pensáis todos.—Contestó papa con su típica sonrisa.
—Y eso?.—Dijo mi madre alegremente.
—Chicos... Déjadme solo con su madre si?
—Está bien, te quiero papa.—Dijo James.
—Yo tambien, a los dos.—Esbozó una pequeña sonrisa.
Fuí a la cocina, después de tanto drama familiar mi barriga rugia como un león.
—Piensas hacer pellas de nuevo? O mañana si entraras en clase.—Dijo James.
—Métete en tus asuntos.—Dije fría, sin mirarle.
-Tienes algún problema conmigo?
—Si, lo tengo!.—Grité inmediatamente después de que James terminara la frase.
—Y se puede saber cual?.—Cruzó los brazos.
—No te soporto.—Tomé una bolsa de patatas y subí a mi habitación.
***
—Alexa.
—mmm.—Me puse la almohada en la cara para tapar la luz.
—Por dios Alex, levanta el culo de una vez, llegaremos tarde al instituto.
—Me la sopla.—Dije aún con los ojos cerrados.
—Bien, como quieras. Llévate tu coche, yo me largo.
—Adios maldito imbécil.
Me levanté de la cama minutos después. Me vestí con unos pantalones vaqueros claros, ceñidos, y una camiseta corta blanca por la cual se transparentaba mi sujetador negro. Literalmente me gustaba llamar la atención. Deje mi pelo rubio suelto, me pinte los ojos y bajé con toda la calma del mundo. Miré la hora en mi movil, tenía exactamente 5 minutos para llegar al instituto.
Me monté en el coche y acelere para llegar al aparcamiento. Justo iba a aparcar cuando un coche me chocó.
Me bajé rápidamente del coche y miré el bollo que el estúpido me había dejado en el capó.
Crucé los brazos y espere a que el tipo se dignara a bajar. Cuando por fin lo hizo, pude fijarme en que era joven. Podría tener unos 19-20 años.
Tenía pintas de chulo; alto, moreno, estiloso, sexy y con gafas oscuras.
—Debí inmaginarlo.—Bajó un poco las gafas, dejando ver unos ojos color miel. Me detalló de arriba a bajo durante unos segundos y levantó ligeramente la comisura derecha.—Mira lo que le hiciste a mi Mercedes.
—Que!.—Escupí cabreada.—Tú, maldito idiota, tú fuiste quien golpeó mi Porsche.—Puse las manos en mi cintura.
Levantó la ceja izquierda y se terminó de quitar las Ray Ban.
—Monada, sólo los asientos de mi coche son más caros que todo el tuyo.—Sonreí burlonamente.—Aunque te libraras de esta si accedes hacer un trato conmigo.
—No hago tratos con ratas. Lo único que quiero es que me pages la reparación de este espantoso bollo.
El timbre de clase nos interrumpió.
—Esto no ha terminado.—Dije, aparqué el coche y corrí hasta el interior del instituto.
—Claro que no!.—Logré escuchar a lo lejos.
(...)
OMG sigue
ResponderEliminarSiguienteeee*_*
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