Sentí un olor muy rico. Abrí los ojos y descubrí que Zayn ya no estaba conmigo. Me puse mi ropa interior, la camiseta de Zayn y fuí a inspeccionar la cabaña. Era pequeña por lo que no tardé mucho en encontrarle. Estaba en la cocina, con tal sólo unos pantalones vaqueros y el cabello completamente revuelto. Irresistible. Caminé hasta el y le abrace la cintura.
—Buenos días.—Dije.
—Buenos días ángel.—Tomó mi cara entre sus manos y me besó.
—Que haces?
—Huevos revueltos y bacon. Es lo único que he encontrado en la nevera.—Suspiró.
—Eso está bien.—Sonreí.—Debería llamar a mi padre...
—Por qué?
—Porque le conozco y seguramente a estas alturas tengas a toda la policia del país buscandot...—La puerta me interrumpió.
—Voy yo.—Me besó.
Me senté en la encimera a esperar. Ya estaba tardando demasiado.
—Ángel! Ven!.—Gritó de pronto.
En la puerta había dos agentes de la agencia.
—Hola.—Dije.
—Alex Marie Mitchell?.—Preguntó uno de ellos detallandome de arriba a bajo. Gracias a dios la camiseta de Zayn me quedaba grande.
—Si, soy yo.
—Edward Mitchell nos comunicó que este sujeto te secuestró.
—No es cierto.—Abracé la cintura de Zayn.—No es más que una escapada romántica con mi novio, verdad?
—Si mi amor.—Me besó.
—Porfavor, decidle a mi padre que me deje tranquila. Soy mayorcita y se cuidarme por mi misma.
—Está bien, sentimos las molestias.
—Adios.—Dije y cerré la puerta.
—Los huevos.—Corrió hasta la cocina.
—Igual se me ha ido el hambre. No te preocupes...—Dije.
—Los he salvado.—Dijo sirviendome un plato y un zumo de naranja.
—Que haremos Zayn?.—Me dejé caer en la silla.
—Tu no se, yo voy a amarte sin importarme a quien le moleste.—Me abrazó por la espalda.
—Que quieres decir?.—Dije mientras le acariciaba el brazo.
—Que lo único que quiero es estar contigo, lo demás me da igual... Salvo por...—Se alejó de mi.
—Que?
—Mi madre...—Suspiró.—Dejalo, come que se te va a enfriar.
—Zayn... Si de verdad Edward mató a tu madre, haré lo que sea para mandarlo a la cárcel, te lo prometo. Porfavor, no hagas nada de lo que puedas arrepentirte...
—Está bien cariño, tranquila.—Me besó la frente.—Venga, come, te prometo que no está envenenado.—Bromeó.
—Quizás no conscientemente.—Le seguí el juego.
Tomamos el desayuno lentamente. Ninguno de los dos quería que esto se acabara. Nos dimos un baño, juntos y salimos a dar una vuelta por el campo.
—Que tranquilidad.—Sonreí.—No me importaría quedarme a vivir aquí para siempre.—Me aferre a Zayn.
—Si quieres eso sólo pidelo. Por ti soy capaz de bajar las estrellas.—Me besó la mejilla.
—Eres la cosa más dulce que existe en la tierra.
—Sólo contigo.—Soltó una risilla.
—Eso es lo que más me gusta.
—Mira, un lago.—Dijo señalandolo.
—Hace frío Zayn, no pensarás entrar... No?.—Le miré.
—Por qué no? Tampoco hace tanto frío ángel.
—Yo estoy helada... Otro día vale? No quiero que te pongas malito.—Dije como una niña pequeña.
—Bueno... Está bien princesa.—Me besó suavemente.—Se me ocurre que podríamos quedarnos aquí unas semanas.
—Y la ropa?
—No la necesito estando contigo.—Sonrió maliciosamente.
—Tengo una idea.
—Cual?
—Podría decirle a Aria que nos envíe algo de ropa.
—Si, me encanta la idea.—Me besó.
—Aria, soy Alex. Te importaría comprar algo de ropa para mi y Zayn?
—Que??!
—Ya te lo explicaré... Sólo hazlo, porfavor. Si puedes acercamela a la cabaña del campo de Zayn que está en las afueras... Conoces el lugar?
—Si, claro.
—Ni te preocupes por el dinero, te lo doy después. Te quiero.
—Está bien, esta misma tarde os lo llevo todo.
—Todo solucionado.—Sonreí.
—Te amo.—Me cargó en brazos.
—Peso, déjame en el suelo.
—No, no pesas.—Depósito pequeños besos por todo mi abdomen.
—Me apetece entrar.—Reí.
—A mi también.—Levantó las cejas.
(...)
Siguientee
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